El acné es una condición cutánea común que afecta a personas de todas las edades, aunque es más frecuente en la adolescencia. Se caracteriza por la aparición de granos, puntos negros y, en casos más severos, quistes. Aunque el acné no representa un riesgo para la salud física, puede tener un impacto significativo en la autoestima y la salud mental de quienes lo padecen.

Prevención y tratamiento

1. Consulta con un especialista: Es fundamental buscar la opinión de un profesional para diagnosticar el tipo de acné y recomendar un plan de tratamiento adecuado.
2. Limpiezas faciales de grado médico: estas limpiezas generan que la piel reaccione mejor y más rápido a los tratamientos, realice limpiezas indicadas de nivel médico y con extracción por parte de una profesional. 
3. Rutina de Limpieza: Mantener la piel limpia es esencial en el hogar. Se recomienda utilizar productos dermatológicos y no comedogénicos para evitar irritaciones.
4. Hidratación: Muchas personas con acné creen que deben evitar las cremas hidratantes, pero la piel necesita hidratación. Opta por productos ligeros, específicos para pieles acneicas.
5. Protección Solar: Usar protector solar no comedogénico es vital, ya que algunos tratamientos para el acné pueden aumentar la sensibilidad al sol.

Valoración y tratamiento 

Con la cita médica de valoración podremos determinar el mejor protocolo para su piel, este puede incluir: 

1. Medicamentos tópicos
2. Medicamentos tomados 
3. Limpiezas
4. Terapia láser
5. Microagujas
6. Subcisiones
7. Microcirugía
8. Productos inyectables
9. Bioestimuladores
10. Peelings

Es importante ser paciente, ya que los tratamientos para el acné pueden tardar semanas o meses en mostrar resultados. También, se debe evitar la automedicación y seguir siempre las recomendaciones del especialista. Mantener una comunicación abierta sobre los avances y preocupaciones es clave para encontrar el tratamiento más efectivo.